sábado, 13 de agosto de 2011

Discurso en el primer aniversario de la muerte de Luciano Cruz

Bautista Van Schouwen Santiago 14 de agosto de 1972

Señora Elba Aguayo de Cruz.
Señor Mario Cruz
Aquí presentes y a quienes agradecemos su generosa presencia.
Compañeros de la Comisión Política. Compañeras y compañeros
trabajadores. Compañeras y compañeros campesinos, pobladores y
estudiantes:
Hace un año atrás, hace exactamente un año atrás, nos dirigíamos como
Secretariado Nacional del MIR, en representación de todos sus militantes, a
los obreros, campesinos, pobladores, estudiantes y soldados, de la siguiente
manera:
"Informamos al pueblo que ha perdido la vida Luciano Cruz. Ha
muerto un gran revolucionario, el pueblo ha perdido un líder.
Nosotros no contamos ya con un compañero de lucha y un amigo
de muchos años y decenas de combates. Podemos hoy asegurar
casi con certeza, después de practicado el examen médico legal,
que su muerte se debió a causas accidentales. Por años se
preparó para morir combatiendo por las banderas de la
Revolución Socialista. No fue así su muerte. Llamamos a los
obreros, campesinos, pobladores y estudiantes, a cuyos intereses
Luciano dedicó su vida, a seguir el camino por él señalado, a unir
nuestras fuerzas, movilizarnos hasta la victoria final".
En efecto, hace un año atrás moría un gran revolucionario. Y a
nombre del Comité Central y del Secretariado Nacional del MIR, nos hemos
convocado aquí todos nosotros, militantes y no militantes, para rendir
homenaje a la memoria y a la figura generosa de Luciano Cruz Aguayo,
muerto a la edad de 27 años, profesional de la revolución, un infatigable
agitador y propagandista del pueblo, miembro de la Comisión Política del
Comité Central del MIR hasta su muerte.
Hemos querido convocarnos aquí para decir algunas cosas, para reseñar,
aunque sea brevemente, algunos trazos de un pasado muy reciente. No más
de seis, siete u ocho años preñados de ricos acontecimientos y en cuyo seno
Luciano se desarrolló, se preparó, se engrandeció.
Hemos creído también conveniente que este acto signifique
fundamentalmente hacer un alto en el camino, buscar en este pasado
algunos hechos y algunas cuestiones fundamentales, que presidieron el
1 Elba Aguayo y Mario Cruz: padres del fundador del MIR Luciano Cruz Aguayo quien
falleció accidentalmente el 14 de agosto de 1971.
nacimiento del MIR, que conformaron las condiciones objetivas en que se
desarrolló y maduró un compañero revolucionario: Luciano Cruz.
Por tanto, no queremos en esta oportunidad referirnos tanto a los
acontecimientos más cercanos, a los acontecimientos de la coyuntura
presente. No se trata, por supuesto, ni mucho menos, de tratar de rellenar
con algún contenido concreto ese "lugar común" que dice que todo tiempo
pasado fue mejor. No es ésta nuestra misión y no queremos hablar en ese
sentido. Queremos hacer un alto en el camino para recordar a hombres y
acontecimientos. Buscar en esos acontecimientos y en esa historia los
hechos fundamentales que hoy día subsisten y se proyectan en el presente
de hoy y en el futuro del mañana.
Carta de despedida de Martine Hugues.
Hemos querido también en esta oportunidad recordar a la compañera de
Luciano Cruz, Martine Hugues2.
En efecto, hace alrededor de un año ella murió de una forma que todos
ustedes conocen. Se suicidó a raíz de la muerte de Luciano Cruz.
Y nosotros, independientemente de la forma en que ella murió, que la
condenamos, queremos recordarla. Y para ese efecto queremos dar a conocer
por primera vez ante ustedes, ante todas las compañeras y compañeros, una
carta póstuma que ella le envió a nuestro compañero Secretario General
Miguel Enríquez y que por diversas razones y por diversas dificultades no lo
habíamos hecho antes.
"Miguel:
"Para la totalidad de los compañeros, para ti, Luciano se identificaba
con la lucha para el socialismo, con la conquista del poder para los
trabajadores. Seguir con su lucha es para todos ustedes transformar la
muerte de Luciano en fuerza material. Sin embargo, la ausencia de
Luciano no puede dejar de ser ausencia, aunque se transforme en
fuerza revolucionaria.
"Nadie puede negar el papel de ciertas personalidades políticas dentro
de un proceso revolucionario. La Revolución Cubana sin el Che
necesariamente habría tomado caracteres distintos. La Revolución
Chilena, el MIR, pierden con Luciano algo que no se podrá reemplazar,
su creatividad revolucionaria propia, cualidades de dirigente que
estaban profundamente ligadas a su inagotable amor por la vida".
"Que la imagen de Luciano nunca se transforme en aval para una
burocratización del partido y de las ideas revolucionarias. La imagen de
Luciano no es sólo un ejemplo de lucha. Es también y
fundamentalmente una cierta manera de concebir esta lucha. Todos
ustedes tienen estas responsabilidad: no permitir que Luciano se
transforme en un mito que traicione sus ideas.
"Ustedes que lo conocieron tanto, saben que su grandeza se expresaba
en la grandeza de lo cotidiano.
2 La militante del MIR, de nacionalidad francesa, Martine Hugues Jouet, compañera de
Luciano Cruz, se suicidó con gas de cañería el 19 de agosto de 1971. Martine Hugues había
participado activamente en la primera clandestinidad del MIR y fue procesada en 1970, en causa por
Ley de Seguridad Interior del Estado.
"El Luciano que perdí es el Luciano de todos los días. Vivir sin él sería
en una cierta medida traicionarlo. Luciano nunca habría permitido el
drama dentro de lo cotidiano, tenía demasiado humor para eso. Toda
muerte estúpida como la suya es una ... 3... fidelidad de su amor por
cada minuto de la vida a la felicidad de nuestra vida común .
"Agradezco a todos los compañeros de la organización por el apoyo
fraternal que supieron darme en estos días. Si la derecha y los
pasquines a través de los cuales se expresa quieren utilizar mi muerte
para calumniar al partido y a sus dirigentes, que sepan que mi dolor se
vio aumentado por las injurias y que el único alivio que encontró durante
estos días fue el espíritu combatiente de todos los que acompañaron a
Luciano en sus funerales, transformándolo en una protesta
revolucionaria contra la burguesía, en una advertencia de lo que
representa la fuerza del pueblo organizado. Hasta la victoria siempre".
Martine. Agosto de 1971
La relación de compañero.
Compañeras y compañeros, vuelvo a insistir, nos hemos convocado aquí
para rendir homenaje a Luciano Cruz Aguayo. Sobre todo para rendir
homenaje a un compañero y, como ya lo dijéramos en otros actos
recordando a otros compañeros caídos, Arnoldo Ríos4, Eduardo Fernández5,
Moisés Huentelaf6, hemos venido a recordar para decir algunas palabras de
lo que fue un compañero en el más pleno sentido de la palabra. Porque un
compañero es algo más que un amigo, es algo más que una relación
construida fríamente cualquiera sea el objetivo común de ella.
Estamos hablando de un compañero, vale decir, de una expresión superior
de la relación humana. De una relación que se construye al calor de la
construcción de un partido de vanguardia. De una relación, la relación de
compañero, que se construye, que se alimenta, que se fortalece, que se
inicia, para transformar, y no solamente para interpretar, el mundo, la lucha
de clases, las relaciones sociales, la revolución.
La relación de compañero es una expresión concreta. Es una expresión que
se crea y se recrea al valor de las tareas prácticas de la revolución. Al calor
de las tareas de la superación de las condiciones que hacen nacer el
egoísmo, al calor de la tarea revolucionaria para subvertir el orden
establecido y las relaciones sociales, aparentemente eternas y, sin embargo,
frágiles. Una relación que se construye para subvertir este mundo y para
liberar a una humanidad humillada, pisoteada, a una sociedad marchita.
3 Hay un error de transcripción en el original. Falta a lo menos una línea
4 Militante del MIR asesinado el 2 de diciembre de 1970 en la Universidad de
Concepción por Danilo Bahamondes, miembro del aparato de seguridad del Comité Central de las
Juventudes Comunistas.
5 Militante del MIR, muerto accidentalmente por la explosión de una granada el 10 de
marzo de 1971 cerca de Carahue.
6 Campesino mapuche de Loncoche, militante del MIR y dirigente del Movimiento
Campesino Revolucionario, asesinado por Martín Doyharzábal, dueño del Fundo Chesque, el 22 de
octubre de 1971,
Estamos hablando de un compañero; no estamos hablando de cualquier
relación humana. Estamos hablando de una relación revolucionaria que
recoge la realidad, que recoge la práctica concreta, la plasma en idea, la
plasma en actividad revolucionaria y la proyecta en programa, en líneas
políticas, en objetivos de lucha, en organización, en método de combate. De
esa relación estamos hablando, de ese hombre estamos hablando: de un
compañero revolucionario.
Y por tanto, cuando estamos hablando de Luciano Cruz, y no se trata
vulgarmente de idealizar mañosamente las imágenes, sino que, cuando
estamos hablando de Luciano, estamos en el fondo hablando de un periodo
muy particular de la historia de la lucha de clases en Chile. Estamos
hablando de una organización revolucionaria, estamos hablando de un
programa, estamos hablando de una actividad revolucionaria.
Y por tanto, no podemos referirnos a Luciano si no es, precisamente,
refiriéndonos a su vida, y la ligazón objetiva que él supo contraer, por las
contradicciones, con las tendencias revolucionarias que se insinuaban ya en
la lucha de clases en Chile.
La vida de Luciano, su actividad, sus obras, su capacidad, su altura moral,
están profundamente relacionadas y enraizadas, vinculadas, a la historia de
una organización, a la historia del MIR. Y es necesario, por tanto, tratar de
ubicar y de situar a Luciano Cruz, precisamente en las condiciones del
nacimiento de esta organización revolucionaria.
Durante varias décadas habían existido en Chile algunos grupos
revolucionarios. Muchos, con todos sus defectos, habían logrado por lo
menos en parte conservar y transmitir algunas experiencias, la expresión
más rica, muchas veces, de la ideología revolucionaria del proletariado.
Fueron muchos reprimidos, aislados y también muchas veces impotentes o
incapaces de contraer un vínculo efectivo con las masas, de generar
organización independiente y permanente, mostrando tremendas debilidades
en el plano de su existencia orgánica.
Es a partir de la década del 60, a principios de la década del 60, que las
condiciones sociales y políticas de América Latina y por tanto de Chile,
habrían de cambiar sustancialmente.
Influencia de la Revolución Cubana.
En 1959 triunfaba la Revolución Cubana y esto habría de impactar
poderosamente en las políticas que se jugaban en América Latina. Habrían
de impactar poderosamente en el espíritu de los revolucionarios. Se creaban
nuevas y mejores condiciones en el plano internacional y específicamente en
América Latina.
¿Y qué enseñaba la Revolución Cubana? Como Fidel ya lo expresara en la
Segunda Declaración de La Habana, la Revolución Cubana enseña que la
revolución es posible, que los pueblos pueden hacerla y que en el mundo
contemporáneo no hay fuerza capaz de impedirla.
La Revolución Cubana enseñaba que una revolución sólo es posible en las
condiciones particulares de América Latina cuando al mismo tiempo se
proponía objetivos antiimperialistas y anticapitalistas. Y se proponía también
aniquilar el Estado de la burguesía, de los patrones, de los dueños de fundos
y fábricas.
La Revolución Cubana enseñaba acerca de la cuestión fundamental de toda
revolución: el problema del poder. Enseñaba acerca de la innovación para
crear y recrear nuevos métodos de lucha, la lucha armada, apoyándose en
vastos movimientos de obreros y de campesinos.
La Revolución Cubana enseñaba la necesidad histórica, inevitable, cada vez
más imprescindible de construir efectivamente un partido de vanguardia, un
partido revolucionario, que en el curso de sus acciones, de su construcción,
pudiera eficientemente salvaguardar la autonomía de clase, la autonomía
política e ideológica del proletariado. Un partido que fuera salvaguardando el
carácter y el contenido de las alianzas tácticas o estratégicas a contraer con
otras capas y sectores oprimidos de la sociedad.
Se podría hablar mucho más de lo que enseñaba y de lo que sigue
enseñando la Revolución Cubana. Pero es evidente que ella introdujo al
ambiente político e ideológico en América Latina un carácter
cualitativamente distinto. Es este ambiente el que remece a los espíritus
despiertos y a los espíritus asequibles a los sufrimientos centenarios de las
masas, en donde Luciano Cruz empieza a operar, empieza a descubrir las
nuevas variantes, los nuevos elementos de las circunstancias políticas.
Primeras actividades políticas de Cruz.
Lo conocemos por primera vez en el Liceo de Hombres de Concepción. Desde
muy joven se destacaba por la capacidad suya de ligarse a la conciencia y a
los problemas de las masas.
En el año 1961, todavía recordamos, Luciano Cruz dirigía una de las huelgas
estudiantiles secundarias más impresionantes y más combativas en la
ciudad de Concepción.
Era un excelente orador. Un conductor, quizás, con muchas características
innatas. En este ambiente, en el ambiente creado por la Revolución Cubana,
Luciano Cruz empieza a despertar, a conocer y a actuar prácticamente en el
sentido de una perspectiva revolucionaria. Es un Luciano Cruz joven, muy
joven, que es el resumen del intento de un hombre joven y audaz para tratar
de asir en sus manos, de tomar en sus puños esta nueva situación y los
horizontes que abría.
La derrota de Allende en 1964.
Más adelante habría de producirse una situación muy especial en Chile. La
derrota electoral en 1964, la derrota del FRAP7, derrota que se va a convertir
en el punto de referencia más inmediato, en el punto de partida de una
7 En septiembre de 1964 la burguesía y el imperialismo unen fuerzas tras la candidatura
de Eduardo Frei Montalva, quien obtuvo el 56% de la votación, contra un 39% de Salvador Allende y
un escuálido 5% de Julio Durán, candidato de la derecha más reaccionaria. Los documentos
desclasificados de las agencias de inteligencia norteamericanas muestran que la campaña de Frei fue
en gran medida financiada por el Departamento de Estado norteamericano. La izquierda tradicional
(Partido Comunista y Partido Socialista) que llevaba de candidato a Allende se agrupaba, junto a
organizaciones menores, en el FRAP (Frente de Acción Popular)
poderosa, de una importante deserción de muchos cuadros revolucionarios
de la izquierda tradicional. La derrota electoral del 64 evidenció la crisis de
conducción revolucionaria, la crisis de conducción histórica del reformismo8.
Y ello provocó en el ánimo, en la conciencia y en las movilizaciones de las
masas, un significativo repliegue, repliegue que duró hasta 1967. Y esta
derrota era una derrota en doble sentido. En un sentido numérico, Frei,
masacrador de estudiantes, de pobladores y de obreros, triunfaba por
mayoría absoluta, cuestión que legitimaría y que legitimaba la permanencia
de un Estado opresor, de una sociedad que ata a los obreros y a los
campesinos con las cadenas de hierro del capital. Y al mismo tiempo, la
derrota electoral del 64 era producto y al mismo tiempo causa de un
profundo desconcierto, de una profunda confusión en el seno del pueblo,
confusión que haría arrimar a algunos sectores del pueblo a esa candidatura
reaccionaria y a ese triunfo del reaccionario y masacrador durante su
gobierno.
A partir de esa situación, en Chile, tres problemas por lo menos van a
quedar cuestionados, van a suscitar tremendas polémicas en el seno de la
izquierda y del pueblo.
En primer lugar el problema de la formulación del programa y la estrategia
revolucionaria.
En segundo lugar el problema de los métodos de lucha, y
En tercer lugar, el problema de la construcción de un partido revolucionario
que echara por la borda las viejas prácticas burocráticas, stalinistas,
oportunistas y reformistas de los partidos de la izquierda de ese tiempo.
Respecto del programa, y esto es importante, porque Luciano Cruz,
inicialmente militante de las JJCC, renuncia a ellas en 1963 y no era por
casualidad. Es que ya en ese tiempo estaba en discusión no solamente el
problema del "qué decir" de la revolución, sino también el problema de cómo
transformarla en un "qué hacer".
Eran esas circunstancias, era ese ambiente ideológico y político el que
estaba germinando en la conciencia de los cuadros revolucionarios y en
particular en la conciencia de Luciano.
El programa revolucionario.
¿Y qué decíamos y qué se discutía en ese tiempo respecto de la revolución,
respecto del carácter de la revolución? Son cuestiones que evidentemente no
estuvieron totalmente claras y que se fueron desarrollando, desplegando,
perfeccionándose en el curso de los años. Pero ya estaba la matriz, estaba la
materia prima ideológica de una concepción distinta de la revolución.
8 Según el MIR: “La política del reformismo se caracteriza básicamente por no levantar
una estrategia de poder y a lo más, proponerse la "democratización del Estado burgués"
(subordinación al sistema de dominación capitalista) y por la búsqueda de sellar una alianza con una
de las fracciones burguesas. ... [pero hay que] distinguir las diferencias que se dan entre el
reformismo en un país atrasado y dependiente y las características que asume el reformismo en un
país capitalista desarrollado. En un país atrasado, el programa y la política de un partido reformista
incluirá necesariamente un contenido más marcadamente antiimperialista que el de un país
desarrollado” (Miguel Enríquez, Respuesta a un documento emitido por un grupo de compañeros de
la colonia Valparaíso, en Recopilación de Escritos, tomo IV, Ediciones Resistencia Popular
[publicación clandestina en La Habana], 1985, Págs. 52-55…)
En esos años la derrota electoral del 64 provocó y profundizó la crisis de la
concepción reformista de la revolución, la concepción de las etapas, la
concepción de la liberación nacional, la concepción de la existencia de una
burguesía progresista y capaz históricamente de oponerse y de levantar
tareas antiimperialistas.
Los revolucionarios de ese tiempo, y Luciano entre ellos, empezaron a
levantar y a perfeccionar una concepción distinta, a partir precisamente de
otorgarle a la sociedad chilena, y al igual que a la sociedad chilena, a la
sociedad latinoamericana, un carácter capitalista atrasado y dependiente del
imperialismo. Es que el imperialismo no era sencillamente un dato más, sino
que estaba fusionado íntimamente con las clases dominantes en Chile. A
partir de allí se empieza a levantar, a cristalizar y no solamente en el plano
de la teoría, sino que en el plano de la proyección práctica de él, el programa
fundamentalmente socialista de la revolución, vale decir, antiimperialista y
anticapitalista a la vez, para resolver el problema del poder, el problema del
Estado.
Los métodos de lucha.
En segundo lugar surgía el problema de los métodos. Esa izquierda
revolucionaria que nacía, lo hacía con la crítica más acerba al
parlamentarismo y al electoralismo, aunque no como cuestión de principio,
vale decir, con la crítica a concebir el Parlamento como el eje fundamental de
las decisiones políticas y de las alianzas políticas. La crítica a la renuncia a
cumplir el rol político de vanguardia de aquellos partidos de la izquierda
tradicional, de sus sectores reformistas. La crítica a la renuncia para
plantear el ejercicio de algunas formas directas de democracia de las masas
oprimidas, con el proletariado a la cabeza. La crítica al carácter excluyente
del Parlamento y al mismo tiempo la crítica al electoralismo, no tampoco
como cuestión de principios, sino la crítica a transformarlo en el método
fundamental de lucha ya que por sí mismo no podía asegurar la
irreversibilidad de las conquistas políticas de la clase obrera.
La crítica al electoralismo como un método que impedía el despertar político,
revolucionario y orgánico independiente de las masas.
Y a partir de estas cuestiones y a partir de esas discusiones, se levantan, se
plantean, se agitan, nuevas formas de lucha, las formas armadas de la
lucha. Formas de lucha que históricamente le permitirían al proletariado y
sus capas aliadas proyectar y realizar en el plano de la actividad concreta su
autonomía ideológica, su autonomía política, su autonomía de clase.
La construcción del partido.
También en aquel tiempo se planteaba el problema de construir un partido
revolucionario, una vanguardia revolucionaria y un destacamento de
cuadros conscientes, profesionales, profundamente comprometidos y nada
más que comprometidos con los objetivos estratégicos del proletariado, de la
clase obrera.
Era la decisión que hacía, que se extendía y se profundizaba para combatir y
para superar el burocratismo, el oportunismo, el entreguismo, el derrotismo
y la inorganicidad de otros. Es en esta fragua, es en estas condiciones
particulares en que se van haciendo estas discusiones, la necesidad de
construir un partido, un partido de nuevo tipo, basado en el centralismo
democrático y en la rigurosa selección de sus militantes, y que en su
organización contemplara e incorporara el aspecto político y el aspecto
militar conjuntamente9.
En todas estas discusiones, en este ambiente político y en las discusiones de
ese tiempo estaba Luciano, discutiendo, aclarando, estudiando,
perfeccionándose, profundizando. Esta historia y estos problemas no fueron
ajenos a Luciano y si hay que hablar de su vida, insisto, es menester
referirse a estos problemas. Y no los mencionamos simplemente por
mencionar el pasado. Es que precisamente el intento de construir un partido
de nuevo tipo, el intento y la cristalización de un nuevo programa, habrían
de tener especial significado para permitir que no se destruyera el
monolitismo ideológico y político del partido revolucionario y del programa
revolucionario, a raíz de ese impacto en la conciencia de los cuadros
revolucionarios que significó el triunfo de la Unidad Popular el 4 de
septiembre.
Sobre estas cuestiones, sobre esta solidez, sobre esta profundización es que
se resiste el impacto y se produce aquella aparente paradoja de que la
Izquierda Revolucionaria no solamente no fracasa sino que por el contrario,
con el advenimiento de la Unidad Popular al Gobierno, crece y gana la
simpatía de amplias masas, de amplios sectores oprimidos de Chile.
Formación del MIR.
Por eso es que esas discusiones no son cuestiones meramente del pasado;
están vigentes, se proyectan históricamente hoy día y probablemente
mañana. ¿Y qué nos dicen las fechas en lo concreto? A partir de ese fracaso
electoral del 64, importantes cuadros de la izquierda desertan de partidos de
la izquierda tradicional y empiezan a formar y se incorporan a la
organización llamada Vanguardia Revolucionaria Marxista (VRM), fundada
en 1962. Más tarde, en 1965, se funda el MIR. Y Luciano era uno de los
fundadores del MIR.
Entre el 64 y el 67, a expensas de ese repliegue del movimiento obrero en
Chile, se afectó a toda la izquierda, a la izquierda en su conjunto. Fue un
periodo de activa agitación y propaganda, de difusión de la ideología de la
revolución. Éramos un pequeño grupo y las cosas eran difíciles. No eran
fáciles y Luciano Cruz descollaba por su carácter de agitador y
propagandista de la revolución. Muchas veces fue agredido por sectores
reformistas que empezaban ya a temer en ese tiempo el fantasma del Partido
Revolucionario, el fantasma de la revolución, el espectro de un programa
distinto, el temor a la discusión ideológica y política.
Eran periodos difíciles y ahí estaba Luciano Cruz combatiendo, difundiendo
la ideología proletaria.
Dos fenómenos habrían de empañar, por así decirlo, esa aparente
tranquilidad, esa aparente pasividad de la lucha de clases de esos años.
9 Esta idea se concreta en 1969 con la organización de los GPM (Grupo Político-Militar)
La represión freísta.
Por un lado, Frei empezaba a descubrir su carácter más siniestro, su
carácter más represivo. Su gobierno asesinaba a mineros en El Salvador en
marzo de 196610. Quería sentar su precedente del terror, quería dar una
cuota de agradecimiento servil al imperialismo yanqui. Porque, entre
paréntesis, hay que decir que el gobierno de Frei era algo peor que el verdugo
imperialista: era su sirviente. Hay algo peor que un verdugo, el sirviente del
verdugo. Y Frei cumplía perfectamente ese papel. Un reaccionario, un
gobierno asesino, represor, con una pandilla de ladrones, de agentes de la
derecha reaccionaria contra el pueblo. Eso era el gobierno de Frei.
El movimiento estudiantil de Concepción.
Y en segundo lugar, el segundo hecho en esta historia del 64 al 67, habría de
ser el creciente empuje del movimiento estudiantil, que reivindicaba
objetivos autónomos, no puramente antiimperialistas sino también
anticapitalistas y que, por tanto, se colocaba objetivamente en el camino de
las luchas del proletariado, de la clase obrera.
Y es en el seno de este movimiento, movimiento que históricamente tendrá
distintas resoluciones y salidas, pero, a no dudar, el movimiento estudiantil
de Concepción, donde trabajó Luciano Cruz, sería uno de los movimientos
más agresivos contra el estado de cosas. Un movimiento estudiantil plagado
de huelgas, reprimido por el Grupo Móvil, dispositivo que viene desde esos
tiempos. Y ya en ese tiempo Luciano Cruz empieza a descollar y a convertirse
en líder indiscutido del movimiento estudiantil de Concepción, que habiendo
salido de los estrechos marcos de la Universidad, se proyectaba y quería
adquirir, y adquirió efectivamente, lazos revolucionarios con la clase obrera
de esa provincia, con los campesinos. Y ahí se formó Luciano Cruz; un día
agitando en el movimiento estudiantil, otro día educando, forjándose,
aprendiendo de la lucha de clases, de la lucha de las masas en la provincia
de Concepción.
¡Cómo no recordar, estimadas compañeras y compañeros, momentos
verdaderamente inolvidables de esas luchas! El año 66 un reducido grupo, y
ahí estaba Luciano Cruz, expulsaba a patadas a Robert Kennedy11, ése que
vino a América Latina a hacerse una campaña electoral para Estados Unidos
y que objetivamente era cómplice de lo que sucedía paralelamente en el
sudeste asiático. Empezaba la escalada asesina y criminal del imperialismo
yanqui contra el pueblo de Vietnam. Y eran sectores reformistas, coludidos
10 Frente a una huelga de mineros del cobre el presidente Eduardo Frei Montalva ordenó
al Ejército allanar el local del sindicato de El Salvador. Las tropas, conducidas por el coronel Manuel
Pinochet Sepúlveda, atacaron con bombas lacrimógenas y disparos, asesinando a ocho trabajadores
y dejando varios heridos. Posteriormente, el 23 de noviembre de 1967 el gobierno enfrenta también
con fuerzas militares un paro nacional convocado por la CUT, dejando como saldo seis trabajadores
asesinados. Luego, el 8 de marzo de 1969, el ministro Edmundo Pérez Zujovic ordena reprimir a
pobladores de Puerto Montt, con el resultado de ocho pobladores asesinados.
11 Kennedy visitó la Universidad de Concepción siendo recibido en la Casa del Deporte
no sólo por sus partidarios sino también por un grupo de universitarios que impidió que se llevara a
cabo el acto ahí programado. Los miristas de Concepción tuvieron una participación destacada en
esa acción junto a los militantes de los otros partidos de la izquierda.
con los sectores pequeño burgueses e intelectuales de la Universidad, los
que corrían al día siguientes, presurosos a rendir tributos a la ideología
imperialista y exigían la expulsión de ese grupo de jóvenes, entre ellos
Luciano Cruz, de la Universidad.
Cómo no recordar, porque así se va fraguando esa relación distinta, así se
van acerando los espíritus, así se va templando el carácter de los
revolucionarios en las luchas concretas. Cómo no recordar cuando
expulsábamos violentamente a los Cuerpos de Paz de la Universidad,
mientras el reformismo, sometido a las condiciones de la legalidad, llamaba
paralelamente a jornadas antiimperialistas, que eran correctas pero
insuficientes.
Cómo no recordar a Luciano Cruz, que habiendo sido detenido por el Grupo
Móvil, producía al día siguiente una gran expectación dentro del pueblo. En
un acto que no tenía precedente, se evadía de la cárcel y se juntaba
nuevamente a sus compañeros para seguir dirigiendo la lucha de ese tiempo,
que ya no incorporaba solamente a estudiantes sino a pobladores, a obreros,
al pueblo en general.
Cómo no recordar aquellas circunstancias y aquellos momentos. En 1967,
Luciano, líder indiscutido de las masas estudiantiles de Concepción, de
profunda y creciente simpatía en las masas oprimidas de aquella zona, era
elegido presidente de la FEC12.
El ascenso de la lucha de las masas.
Entre marzo de 1966 y junio de 1969 comienza el periodo más abiertamente
represivo de Frei. Descubre su máscara; su caricatura y su ropaje populista
caen hechos pedazos y las masas frustradas empiezan un creciente ascenso
en sus luchas cotidianas.
Empezaba el marco general de un estancamiento económico en Chile. Era el
periodo en que fracasaban las expresiones populistas y Frei, para asegurar
las ganancias de los patrones y de los yanquis, reprimía al pueblo y
pretendía asegurar la superexplotación de los trabajadores. En esas
circunstancias, en las circunstancias del ascenso de la lucha de clases en
Chile, la organización MIR va a estar sometida a nuevas exigencias. A las
exigencias no solamente de formular programas y métodos de lucha, hasta
ese entonces con un marcado carácter estratégico, sino que,
progresivamente, la tarea de intentar articular en el plano cotidiano la lucha
armada con la lucha de las masas.
Eran los años, 1967 en especial, en que una noticia recorría el mundo, una
noticia recorría América Latina: la muerte del Che en Bolivia. Esa figura
espléndida de la Revolución Cubana que habría de morir en tierras que no
eran las suyas, figura que invitaba a los revolucionarios a la actividad
práctica. Eran momentos de discusión acerca de la estrategia revolucionaria,
eran momentos de ascenso de la lucha del pueblo.
Posteriormente, en el año 1968, año en que empieza a cristalizar en diversas
universidades la Reforma Universitaria y a caer los mitos y las
"personalidades", Luciano viaja a Cuba a fines de 1968, enviado por el
12 FEC: Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción.
partido. Vuelve a principios del 69 y se incorpora de manera pujante, de
manera denodada e inquebrantable, a las tareas de agitación, a las tareas de
propaganda revolucionaria y, ahora también, a las tareas de organización
revolucionaria. Porque eran los tiempos en que el MIR empezaba a cristalizar
sus lazos políticos y orgánicos con los sectores más explosivos del pueblo,
sus sectores más detonantes. Y ahí tenemos a Luciano agitando, trabajando
y organizando en Concepción, en Cautín, en la huelga campesina de Nuble,
en Arauco, en los mineros del carbón. Repartía su vida y su dinamismo,
aumentaba significativamente su capacidad para ligarse a los problemas
más cotidianos, más concretos de las amplias masas.
En junio de 1969, a expensas de un ascenso incontenible, de un ascenso
multitudinario de las masas en Chile, de huelgas, de paros, de represiones, a
expensas de ese ascenso y buscando un pretexto, el gobierno de Frei
procedía a reprimir al Movimiento de Izquierda Revolucionaria13. Y para gran
sorpresa de estos señores, crecía el movimiento de repudio de las masas
contra esta represión y, al mismo tiempo, los cuadros que eran buscados,
que eran reprimidos, pasaban a la clandestinidad y se seguía trabajando.
Los reaccionarios odiaban a Luciano Cruz por su valentía, porque la
característica que tenía Luciano era su valentía y su audacia.
El MIR y las acciones directas.
El MIR seguía operando, pero ya en condiciones distintas. Las nuevas
circunstancias exigían operar, trabajar y actuar políticamente de una
manera distinta. De ese periodo, 1969, el MIR se formula adecuar la lucha
armada, la metodología armada, a los objetivos concretos mediante una
ligazón directa a los problemas de las masas. Era la política de las "acciones
directas" que, si bien tenían un importante carácter y contenido
conspirativo, explícita e implícitamente en ellas se exigía la dosificación de la
violencia. Se les exigía que esas acciones fueran dirigidas contra los dueños
del capital, contra la gran burguesía industrial y bancaria, vale decir, se les
exigía un objetivo de clase directo. Estas acciones no se proponían resolver
artificialmente el problema de la conciencia y de la organización de esos
sectores de masas cuyas luchas estaban cada vez más limitadas por los
marcos represivos y legales de la institucionalidad burguesa.
Era el periodo de las "acciones directas". En ese periodo, todos juntos,
hacíamos discusiones y tratábamos de vincular el programa de la revolución
a la plataforma concreta, a los problemas concretos de las masas. Y ahí
estaba Luciano discutiendo, contribuyendo, tratando de plasmar en realidad
esta línea política.
De ese periodo son las expropiaciones bancarias, que no tenían tampoco la
finalidad de reemplazar políticamente a las masas; por el contrario, tenían
sólo objetivos de apertrechamiento y de financiamiento14. Es efectivo que no
13 A raíz de un atentado contra un periodista reaccionario de Concepción, en junio de
1969, el gobierno de Frei allanó violentamente la Universidad de Concepción e intensificó la
persecución a los dirigentes del MIR quienes tuvieron que pasar a la clandestinidad, de la cual sólo
saldrían un año y medio después indultados por Allende.
14 Esas acciones de aprovisionamiento, precisamente por la simpatía con que eran
recibidas por sectores populares hastiados de la explotación y la represión, fueron magnificadas por
se hacían con las masas ahí presentes, pero, es necesario decirlo, fueron
acciones que causaron simpatía y muchas veces el aplauso de las masas.
¿Por qué? Porque eran acciones que cuestionaban, aunque en mínima parte,
el principio sacrosanto de la propiedad burguesa. Y esta lucha nuestra, por
tanto, no era ajena al conjunto de las masas.
De ese periodo también es el fortalecimiento de la organización, la
depuración de sus problemas internos15. ¿Y cómo no recordar a Luciano
debatiendo en el seno del partido, planteando posiciones que reflejaban
compromiso, sacrificio integral por las posiciones revolucionarias, por la
necesidad de construir un partido de acerados y comprometidos militantes?
Eran los momentos en que el partido adquiría una nueva conformación
orgánica. Incorporaba en su seno las tareas políticas y las tareas especiales.
Era el nacimiento de una nueva organización, una organización de nuevo
tipo, una organización marxista-leninista16.
Se habían generado nuevas condiciones que habían empezado a plasmar y
cristalizar en organización, en el programa y las tareas concretas de la
revolución. Un nuevo partido, una nueva organización, una organización
revolucionaria, donde estaba Luciano Cruz participando, discutiendo,
profundizando.
El Tacnazo.
En el año 1969, y es un hecho conocido ya por ustedes, se produce a fines
de ese año el Tacnazo17, con el general Viaux a la cabeza. Fue un hecho que
la prensa reaccionaria, principalmente por El Mercurio, para crear una imagen unilateral del MIR y
tratar de ocultar la creciente influencia del MIR en el seno de las masas; desgraciadamente hay
incluso hoy día ex miristas para los cuales esta imagen "romántica" parece ser lo más digno de
énfasis.
15 Se refiere a las crisis del MIR en 1969 que significaron la salida de la organización de
los sectores foquistas (que formarán el MR-2, Movimiento Revolucionario Manuel Rodríguez) y de los
sectores trotskistas tradicionales.
16 La estructura local tradicional de los partidos de izquierda consistía en un Comité Local
(PC) o Comité Seccional (PS) que agrupaba células (PC) o bases (PS) por frente y que en muchos
casos, especialmente en el PS, no tenía ninguna estructura básica asimilándose más bien a la forma
organizativa del Partido Radical (asamblea local). Lo que el MIR hace a partir del fines de 1968-
comienzos de 1969 es no sólo exigir una nueva forma de militancia revolucionaria basada en la
dedicación primordial a las tareas del partido (la profesionalización de los cuadros) sino también
comenzar a construir una nueva forma de organización local, en la cual coexisten bajo un solo mando
(la jefatura del GPM) tanto unidades con trabajo político abierto en las masas populares locales como
unidades de tareas especiales o militares (unidad operativa, unidad de informaciones, unidad(es) de
apoyo logístico).
En la base de esta concepción organizativa estaba la idea de la inevitabilidad de un
enfrentamiento armado prolongado que debía ser sustentado no por especialistas sino por la propia
organización y disposición de lucha de los elementos más conscientes y decididos del pueblo, con
gran autonomía y libertad de acción con respecto a un mando central cualquiera. Sin embargo,
cuando el proceso de construcción de los GPM estaba recién completándose, el predominio de la
visión militarista, entre diciembre de 1970 y comienzos de 1972, introdujo una centralización de las
tareas militares o "especiales" la cual abortó de antemano cualquier posibilidad de encabezar una
resistencia activa y masiva desde el mismo 11 de septiembre de 1973.
17 El Tacnazo, como se conoce al acuartelamiento en el regimiento Tacna de Santiago
del general Roberto Viaux el 21 de octubre de 1969, tuvo apoyo de sectores de la oficialidad y
suboficialidad que creían se trataba de un movimiento de carácter corporativo en defensa de sus
condiciones salariales. Pero el objetivo de Viaux era fundamentalmente político y buscaba crear las
alarmó a todos, que hizo temblar la seguridad de todos. Era el terror en
persona. Nadie sabía, nadie conocía lo que pensaba ese reaccionario, y
Luciano Cruz, él, Luciano Cruz, burlando la vigilancia policial del Hospital
Militar, haciéndose pasar por periodista italiano, entrevistó por más de tres
horas a ese general reaccionario y de esa manera, por esa audacia, por esa
valentía, esa decisión que es expresión de entrega y de sacrificio
revolucionario, podía el MIR saber y conocer las reales y profundas
intenciones de Roberto Viaux. Estos son hechos que nos van mostrando la
rica personalidad de Luciano Cruz.
Las acciones directas de masas.
A comienzos de 1970, el MIR, que se había venido adaptando a las nuevas
condiciones de la represión y superando su inicial aislamiento a través de
acciones y de políticas revolucionarias, fue encontrando la adhesión y la
simpatía creciente en las masas. A principio del 70 se habrían de producir
acontecimientos muy significativos para la Izquierda Revolucionaria y, en
especial, para el MIR. Las "acciones directas" de un comienzo, con el carácter
conspirativo que tenían, empezaron a dejar su lugar a las acciones de
masas, a las acciones directas de las masas. Estas las ponían en práctica,
fundamentalmente, los sectores más combativos y explosivos, más
empobrecidos y oprimidos de las masas de Chile.
Surgía la población-campamento "26 de Enero", y pocos meses después, en
abril, en Cautín, concretamente, comenzaba una nueva experiencia de
trabajo revolucionario entre el campesinado pobre. Empezaban las "corridas
de cercos", que reivindicaron así en lo concreto el derecho a la tierra del
sector de los mapuches. Estas acciones, que se ponían en práctica en
condiciones de ascenso de la lucha de las masas, en condiciones de fuertes
represiones al movimiento de masas, no solamente constituyeron un notable
ejemplo de incorporación a la vida política de sectores que tradicionalmente
se habían mantenido pasivos, sino que, al mismo tiempo, las condiciones en
las cuales se desarrollaban esas luchas exigían de una organización distinta,
de comités de vigilancia, de milicias populares.
En esas discusiones y en esos impactos que recibíamos, la organización iba
aprendiendo y comprendiendo el sentido real de la lucha de las masas.
Proliferaban las discusiones, las polémicas, que apuntaban a la necesidad de
sincronizar las tareas políticas de la organización con la actividad de las
masas. En esa situación de tremendas polémicas y discusiones, veíamos a
Luciano Cruz, enraizado profundamente en esas circunstancias.
El triunfo electoral de la Unidad Popular.
Pero habrían de venir circunstancias más novedosas y más impactantes
para los cuadros revolucionarios. Se producía en septiembre de 1970 el
condiciones de un golpe que impidiera la posibilidad de un triunfo electoral de la izquierda el año
siguiente. La entrevista hecha por Luciano Cruz, a la que BvS hace referencia, sirvió para conocer
mejor el pensamiento golpista de Viaux quien después de ser separado de las filas siguió
complotando y conspirando, al punto que dirigió la operación que culminó en el asesinato del general
Schneider.
triunfo electoral de la Unidad Popular y su arribo al gobierno. Se produce y
se abría una nueva situación histórica, un nuevo periodo, que permitía
desarrollar la lucha de las masas por caminos distintos y bajo condiciones
distintas. Cómo no recordar, compañeros y compañeras, los días posteriores
a ese triunfo electoral. Los reaccionarios, los representantes más siniestros y
sanguinarios de los patrones, procedían a asesinar al general Schneider.
Aislados de las masas, vencidos políticamente y en repliegue, estos sectores
reaccionarios apelaban a maniobras artificiales, a maniobras repudiables, al
asesinato.
Y en ese periodo, la actividad de Luciano Cruz, que ya desde un tiempo atrás
venía perfeccionando, trabajando y organizando los aparatos de información
y seguridad del partido, le permitían al MIR publicar y difundir un
comunicado, 24 horas antes de la muerte de Schneider, respecto de las
cuestiones que se estaban planteando y que estaban urdiendo los
reaccionarios. Y así hay algunos que hoy día, con muy mala memoria o con
muy mala intención, olvidan esa actividad del MIR y esa actividad de
Luciano Cruz. Hay sectores hoy día que no han dejado de gritar
histéricamente que el MIR es una guarida de enemigos del pueblo y de
agentes de los patrones y de la CIA. Y haber dado a la publicidad y a la
discusión alertando a las masas sobre lo que los reaccionarios tramaban en
ese periodo de septiembre de 1970, ¿Qué demostraba?, ¿Agentes de la CIA?,
¿Enemigos del pueblo?, ¿O qué, señores reformistas, que hoy siguen
planteando esas monsergas y esas infamias?
Ahí estaba Luciano Cruz, trabajando en los aparatos de Información y
Seguridad del partido. Y esto es significativo. Aquí va adquiriendo relevancia,
va cristalizando y se va ampliando la figura de Luciano Cruz. Porque si bien
es cierto que el triunfo de la Unidad Popular obedecía al ascenso de las
masas, no es menos cierto que operar y alertar a las masas respecto de esas
maniobras que tramaban los reaccionarios contribuyó de manera
importante, entre otros factores, a que el actual Gobierno diera sus primeros
pasos. Por tanto, les guste o no les guste a los reformistas y a los
oportunistas (quienes posteriormente pretendieron vejar su memoria)18,
Luciano Cruz contribuyó significativamente y poderosamente con una causa
del pueblo en un momento muy dramático.
El MIR y el triunfo electoral de Allende.
Siguiendo los grandes trazos de esta historia más reciente, el triunfo
electoral del 70 provocó un gran impacto político e ideológico en el seno de la
izquierda y de las masas, en el seno de los revolucionarios.
El MIR era un grupo reprimido, pequeño, en el ostracismo político, sin
propaganda, con algunos de sus cuadros presos, muchos de ellos
torturados. Septiembre de 1970 habría de ser un impacto a la conciencia de
los revolucionarios. No negamos eso. Tal es así que hubo organizaciones que
se auto titulaban revolucionarias, que se autodisolvieron identificando el
triunfo del Gobierno poco menos que con el acceso al poder. Fueron grupos
18 Con motivo del fallecimiento de Luciano Cruz el MIR solicitó un local de la CUT para
despedir sus restos, lo cual fue negado por el Partido Comunista. Los dirigentes socialistas de la CUT
debieron ocupar un local de esa organización por la fuerza para permitir el velatorio.
que arriaron las banderas revolucionarias. Hubo otros que no
comprendieron el carácter de clase distinto del Gobierno respecto del
carácter de clase del Estado y que pusieron más tarde en práctica
actividades no ligadas a las masas y que no correspondían a las
circunstancias de esos momentos19.
¿Y qué permitió que el MIR, lejos de disolverse, se amplificara y se
fortaleciera? Es en parte, es en parte esta historia muy reciente, que depuró
el cuadro revolucionario, que aceró al partido, que pudo actuar en un
momento oportuno como el de Schneider, recibiendo de inmediato la
simpatía y la adhesión de las masas. Se pudo remontar ese impacto por
cierta solidez ideológica y solidez orgánica, y sobre la base de un programa y
de una correcta caracterización general de la revolución.
Al mismo tiempo, este nuevo periodo que impactaba las conciencias, abría
inmensas tareas, abría inmensas posibilidades para la lucha revolucionaria.
Y éramos, sin embargo, un grupo todavía pequeño para abarcar todas las
tareas que teníamos por delante. En este contexto difícil veíamos a un
Luciano trabajando, discutiendo, incorporando nuevos antecedentes. ¡Y vaya
que para la configuración de una política concreta en ese periodo sirvieron
los antecedentes prodigados por Luciano a través del aparato de
información! Era un periodo de activa discusión y polémica en la Izquierda
Revolucionaria.
El problema fundamental que habría de enfrentar el MIR (que no se hizo
mayores ilusiones acerca de la permanencia y perdurabilidad del Gobierno
en tanto que éste no se decidía a resolver el problema del poder), era cómo
asegurar en las condiciones concretas y no sólo teóricas, el perfil
revolucionario de la organización e independencia de las líneas políticas y, al
mismo tiempo, no entrar en contradicción con las amplias masas que
reconocían mayoritariamente en ese instante conducción política de la
Unidad Popular.
Un nuevo periodo de la lucha de clases.
Era un nuevo periodo. Sobre este periodo hemos hablado muchas veces,
pero, en verdad, constituyó un impacto. Requería de los revolucionarios en
ese septiembre, octubre y noviembre de 1970 realizar un profundo análisis
político e ideológico. Se requería levantar algunas tareas muy concretas. Se
hizo necesario mejorar y expandir la organización partidaria. ¡Y hay que ver
cómo Luciano participaba de esa polémica, en esas discusiones!
¿Qué había pasado a partir del 4 de septiembre? Se abría un nuevo periodo
de la lucha de clases que creaba mejores condiciones para el avance de las
masas, para aprovechar en un sentido revolucionario la ampliación de los
marcos de las libertades democráticas, para proseguir hacia adelante, para
resolver lo que no estaba resuelto con el acceso de la Unidad Popular al
Gobierno: el problema fundamental de toda revolución, el problema del
poder, de la conquista revolucionaria del poder.
19 Se refiere a la VOP (Vanguardia Organizada del Pueblo) que en junio de 1971 dio
muerte a Edmundo Pérez Zujovic, pero lo cierto es que las distintas posiciones cruzaban también al
MIR, aunque por su mayor solidez ideológica éste haya podido (como señala BvS) sortear de mejor
manera la situación.
Y en ese tiempo ya planteábamos públicamente que la UP no había
conquistado el poder, a pesar de las ilusiones y el oportunismo que
campeaba en muchos sectores. El problema del poder no estaba resuelto y la
política oportunista puesta en práctica por los sectores reformistas a lo
único que llevaba a la postre, era al desarme político y al desarme ideológico
de las masas.
Quisieron oscurecer esta discusión y tuvimos que plantearla muchas veces,
cada vez con mayor virulencia.
Si bien era cierto que el carácter de clase de las fuerzas que controlaban el
Gobierno era de un carácter distinto al del aparato del Estado, no se había
conquistado el poder. Y eso habría de ser, eso ha sido y será la cuestión
fundamental en torno a la cual han girado las discusiones y las polémicas
entre la izquierda tradicional y la Izquierda Revolucionaria.
Estas discusiones Luciano las llevó al seno de las masas en Santiago, en
Valparaíso, en Concepción, en Cautín. Era una activa polémica pública, una
polémica que exigía imprescindiblemente resolver y dar un camino concreto
a la lucha de las masas. Discusiones, eso sí, que tenían que darse frente a
las masas, no sacándole el bulto; y ahí estaba Luciano Cruz, agitador y
propagandista incansable de la revolución.
La crisis de dominación política de la burguesía.
Durante el transcurso del gobierno UP fuimos perfeccionando y madurando
estos planteamientos. ¿Y qué podemos decir en resumen? Que efectivamente
el triunfo de la Unidad Popular en el gobierno profundizó y le dio
características cualitativamente distintas a la crisis de dominación política
de la burguesía.
La ampliación de la llamada democracia burguesa, el hecho de que los
trabajadores pudieran conquistar y concretar algunas tareas democráticas,
beneficios sociales, redistribución del ingreso, mejoramiento en muchos
planos y en las líneas generales, la nacionalización de la banca, la
nacionalización del cobre, el intento de profundizar la reforma agraria
(aunque si bien bajo los esquemas de Frei), fueron todas circunstancias que
le permitieron a los trabajadores ampliar el rango y el campo de los
enfrentamientos tácticos, entiéndase bien, de los enfrentamientos tácticos
con los patrones y el imperialismo.
El triunfo de la UP y las nuevas condiciones generadas, empezaban a hacer
posible transformar la historia política del proletariado en Chile, vale decir,
convertir el programa defensivo del proletariado, en una actividad y un
programa a la ofensiva estratégica por sus intereses. Por tanto, el problema
general del poder no era ya más una mera cuestión abstracta en la lucha de
clases, sino que se planteaba la posibilidad histórica de aspirar a conquistar
efectivamente el poder. Esto es lo que hacía que el periodo abierto el 4 de
septiembre fuera un periodo distinto. Pero, precisamente por ello, es que se
hizo más necesario que nunca definir las tareas principales y aquí es donde
la polémica y la discusión con el reformismo fue adquiriendo su máxima
relevancia.
Precisamente, por esas nuevas condiciones, era necesario, era vital, redefinir
los términos de la unidad proletaria, vale decir, redefinir los términos de la
presencia social y política del proletariado en la lucha de clases y el carácter
de las nuevas alianzas con las otras capas oprimidas. Pero el Gobierno, en
vez de aquello, trató de subordinar las movilizaciones de las masas a sus
propios intereses. El Gobierno intentó mantener su estabilidad mediante la
subordinación de las masas y no, por el contrario, legitimar y aplaudir esas
movilizaciones. Entorpeció cada vez más las luchas de las masas; con ello
impidió a los obreros, los pobladores, los campesinos que fueran
descubriendo, visualizando e identificando a sus enemigos en el curso de la
lucha y, por esa vía, ir avanzando hacia la conquista del poder.
La lucha independiente de las masas.
El Gobierno combatió la manifestación autónoma e independiente de la
clase. Ese es un punto muy importante, porque cuando nosotros hablamos
de la movilización de las masas estamos hablando de la lucha, del
enfrentamiento cotidiano de las masas. La lucha política y la lucha por los
intereses inmediatos tienen, para la masa, la virtud en un primer momento
de ubicar y reconocer a su enemigo directo, al patrón que lo explota
directamente. Sólo mediante la lucha las masas irán descubriendo que ese
patrón que lo explota directamente pertenece a una clase y posteriormente
descubrirá, de manera progresiva, el carácter reaccionario y represivo del
Estado. Sólo así descubrirán el papel del Estado; sólo así reconocerán en el
Estado al representante general de la clase de ese hombre que lo explota
directamente.
Y ello sólo es posible mediante la lucha política, la lucha de las masas, para
afirmar su propia personalidad, sus propias movilizaciones, su organización
y sus propios métodos de lucha. Estas cuestiones no las puso en práctica el
Gobierno como la cuestión fundamental, como la cuestión hegemónica que
debe presidir toda línea política revolucionaria.
Pero a pesar de todo, el sólo hecho del advenimiento de la UP al Gobierno,
las medidas iniciales tomadas, la perspectiva de inseguridad que se produjo
en las clases dominantes y el poderoso movimiento de masas que se ha
desarrollado independientemente, son todos factores que han introducido
fisuras y provocado resquebrajamientos del orden y la disciplina burguesa a
nivel nacional.
No surge un nuevo poder.
Ahora bien, en todo verdadero proceso revolucionario, el resquebrajamiento
del orden y la legalidad burguesa experimenta paralelamente su reemplazo
por un nuevo orden, una nueva legalidad, una nueva disciplina, un nuevo
poder surgido directamente del seno mismo de las masas. En Chile, a
diferencia de esos procesos revolucionarios, el resquebrajamiento del orden y
la disciplina burguesa no ha venido siendo reemplazado por un nuevo orden
y una nueva disciplina proletaria. Este proceso de reemplazo ha venido
siendo postergado y diferido en el tiempo.
En tales circunstancias se produce lo que podríamos llamar una especie de
vacío de poder, socialmente hablando. Y este fenómeno se va profundizando,
a medida que pasa el tiempo, respecto de las clases fundamentales de la
sociedad capitalista. Pues bien no era ya la burguesía después del 4 de
septiembre la clase que hegemónica y totalmente dominaba el aparato del
Estado, al mismo tiempo tampoco era el proletariado revolucionario el que
tenía el comando central y el Estado en sus manos.
Esto ha creado las condiciones para que se desarrollen políticas
pequeñoburguesas y políticas reformistas, que históricamente son políticas
vacilantes, políticas claudicantes. Vale decir, se desarrolló la política y la
ideología pequeñoburguesa que, por definición, es incapaz de construir un
partido político independiente para conducir a las masas a la conquista del
poder. La ideología pequeñoburguesa, que se orienta prácticamente por las
correlaciones tácticas de fuerza, empezó a predominar y fue entrando en
progresivos compromisos con sectores de la burguesía, precisamente porque
ésta había venido recuperando fuerzas de manera creciente.
Esto debilitó profundamente al Gobierno y lo dejó a merced de la ofensiva
burguesa, sufriendo así un aislamiento progresivo respecto de las masas. No
negamos que el Gobierno tenga todavía alguna capacidad de maniobra,
alguna capacidad para reiniciar algunos enfrentamientos tácticos con la
burguesía y el imperialismo. Lo que estamos señalando es que esa capacidad
de maniobrar es mínima; difícilmente le asegura su estabilidad y lo más
importante es que el Gobierno y la UP, tal cual es concebida hoy, son
incapaces para convertir y traducir la capacidad de enfrentamientos tácticos
de las masas en capacidad de enfrentamientos estratégicos, por el poder.
Esta tarea no realizada históricamente aún, es la que ha justificado y
justifica hoy la existencia del MIR como organización independiente de
vanguardia.
Las tareas centrales del MIR.
En vista de esas conclusiones, fue necesario en aquel entonces plantearse
grandes tareas; tareas que, por lo demás, adquieren hoy día más vigencia
que nunca. Estas tareas suscitan muchas discusiones y polémicas. El
partido trabajó febrilmente en este sentido. Eran momentos muy decisivos
los que vivíamos. Era necesario evaluar correctamente para deducir
acertadamente las tareas y la línea política. Fue necesario la participación de
todos. Y ahí estaba Luciano entregando su cuota cotidiana a estas tareas,
que eran inmensas y definitivas.
¿Y cuáles, a rasgos generales, fueron las tareas centrales que el partido
levantaba?
Era necesario construir permanentemente, con paciencia, una unidad
orgánica y política de todos los revolucionarios, los que estaban dentro y los
que estaban fuera de la Unidad Popular; unidad revolucionaria
imprescindible hoy en Chile.
Se hizo necesario levantar programas más precisos, que abarcan al conjunto
de las masas y no solamente a un sector de ellas, para golpear al mismo
tiempo al conjunto de la burguesía, echando por tierra la falacia de
distinguir sectores esencialmente progresistas o "nacionales" de la
burguesía.
Ahora bien, en consonancia con la lucha de clases, fue haciéndose necesario
cada vez más plantearse el rescate y el despertar de las masas a su propia
autonomía de clase y en función de sus propios intereses. Es decir, fue
haciéndose necesario, por la misma dinámica de la lucha, empezar a
levantar grandes tareas, tareas de poder, tareas embrionarias de poder que
aglutinaran al máximo de sectores oprimidos y explotados por la base.
Tareas, sin embargo, que sólo podían y pueden ser garantizadas
históricamente por la presencia activa y hegemónica del proletariado
revolucionario.
Es así como, a partir de un cierto momento, la debilidad práctica y orgánica
del partido en el frente de masas propiamente proletario se hizo sentir de
manera manifiesta.
Surgió, por tanto para el MIR, la imperiosa necesidad de disputarle al
reformismo la conducción que éste venía ejerciendo sobre la clase obrera
desde hacía mucho tiempo. De esta manera, se colocaba a la orden del día
otra gran tarea: el combate tenaz, sistemático y creciente al reformismo,
como factor dañino que entrababa la libertad de movimientos de las masas,
en que la clase misma y sus cuadros menos conscientes, sin asumir
necesariamente las exigencias disciplinarias de un partido revolucionario, sí
podrían participar de su propia conducción política.
De ahí el nacimiento y la explicación del MPR, del Movimiento de Pobladores
Revolucionarios que entra a solidificarse a mediados de 1971. De ahí el
nacimiento del MCR, Movimiento Campesino Revolucionario, que a partir de
las 32 Uniones Campesinas que luchaban por las "corridas de cercos" y las
tomas de tierra, va a organizarse formalmente como MCR entre septiembre
del 70 y comienzos del 71. Ahí está la formación del FTR, Frente de
Trabajadores Revolucionarios, que empieza a organizarse a mediados del 71,
pero que adquiere y va adquiriendo su máxima solidez y consistencia a fines
de 1971. Ahí están los FER-MUI que, si bien nacen con las luchas
estudiantiles de Concepción, verdaderamente se expanden en 1970 y 1971.
Esta es la explicación. Estas son las grandes tareas; que son tareas que se
deducen de un programa que fue elaborándose desde años atrás, que
pudieron ser llevadas a cabo y pudieron ser incrementadas prácticamente
por un partido que fue creciendo y perfeccionándose en este pasado reciente
que hemos querido reseñar. Y son tareas hoy, son tareas de ustedes,
camaradas, son tareas de mañana, son tareas de todos nosotros.
La muerte de Luciano Cruz.
Ahora bien, no hemos venido sencillamente aquí a hacer un buen recuerdo
del pasado. Lo importante, lo significativo y el por qué estamos planteando
aquí estas cuestiones, es porque fundamentalmente Luciano participó, se
incorporó, agitó y organizó estas tareas al calor de la lucha de clases.
Y se produce en el contexto de esta situación, resumida muy brevemente, el
14 de agosto de 1971 la muerte accidental de Luciano Cruz.
Era un momento en que las contradicciones internas y las contradicciones
de la política UP empezaban a destacarse a primer plano. Se había
producido la muerte de Pérez Zujovic20, la burguesía estaba a la ofensiva y
20 El 8 de junio de 1971, asesinado por la VOP (Vanguardia Organizada del Pueblo). A
raíz de este hecho Eduardo Frei plantea al Gobierno UP la exigencia de reprimir a la izquierda
revolucionaria.
resolvía en alguna medida sus diferencias internas. Se producían
discusiones y enfrentamientos, estaba en pleno momento la polémica acerca
de las tomas de fundos y de fábricas por las masas. La izquierda
revolucionaria y el MIR empezaban a diferir, no teóricamente, sino ante los
ojos de las masas, con el reformismo.
Y en esta situación y en ese momento, muere Luciano Cruz Aguayo a los 27
años. ¡Y qué sorpresa no habrían de producir sus impresionantes funerales!
El reformismo no quería creerlo, se asustaba. La burguesía apelaba a la
calumnia, a la mentira acerca de las causas reales de la muerte de Luciano.
¿Y por qué? Por sus impresionantes funerales, la impresionante capacidad
de fuerza desplegada espontáneamente por las masas. Porque no solamente
asistieron muchos, 30 a 40 mil personas, sino que, además, como vimos en
esa muestra de cine, en su gran mayoría eran campesinos, eran obreros,
eran pobladores, era gente del pueblo, eran oprimidos, eran explotados.
Y esa imagen no la quisieron aceptar, repudiaron de ella, calumniaron de
ella, se pusieron a mentir y nos lanzaron las más asquerosas infamias.
Nuestra intención ha sido un poco hablar de la vida y obra de Luciano Cruz,
vida profundamente enraizada a las cuestiones fundamentales en este
pasado muy reciente, que he tratado de reseñar. Nuestra intención ha sido y
lo reitero, ha sido hacer un alto en el camino, no plantear problemas de la
coyuntura.
Dos problemas de la coyuntura.
En todo caso, si se nos permite, dos cuestiones muy cortas quisiéramos
decir. Cuestiones que colocan, entiéndase muy bien, de relevancia las tareas
que hemos señalado y, en este sentido, quisiéramos poner también en el
primer lugar de las tareas el desenmascaramiento del reformismo, que
confunde, que debilita, que desconcierta el ascenso incontenible, el ascenso
pujante de las masas.
La Asamblea Popular de Concepción.
Uno, es un hecho que abre esperanzas. Me refiero a la Asamblea Popular y
Democrática de Concepción21. Los sectores reformistas, en particular el
Partido Comunista, quisieron desvirtuar esa Asamblea. Mintieron y
calumniaron acerca del carácter y del sentido real de ella. Dijeron que era
una Asamblea que por decreto planteaba la disolución inmediata del
Parlamento. Eso es una mentira. ¿Y qué decíamos nosotros? El MIR
estableció antes y durante esa Asamblea que la tarea fundamental de ésta
era agitar, hacer propaganda acerca de las cuestiones fundamentales de la
movilización de las masas. Que a partir de ahí se tenía que entrar a agitar la
21 En Concepción se realizó el 26 de julio de 1972 una manifestación masiva convocada
por toda la izquierda local, con la sola excepción del Partido Comunista. En una jornada de gran
democracia hicieron uso de la palabra dirigentes políticos, militantes de base, dirigentes gremiales,
etc. La mayoría de las intervenciones estuvieron orientadas a proponer el desarrollo de formas
alternativas y unitarias de organización del pueblo con vistas a enfrentar a la reacción y sobrepasar
las barreras del reformismo. Luego de la crítica de la derecha a la Asamblea del Pueblo, el Partido
Comunista y el presidente Allende se hicieron eco de esas críticas.
formación de los Consejos Comunales de Trabajadores, organismos
incipientes de poder y de control y que solamente la correlación de fuerza
real señalaría el momento de la disolución efectiva del Parlamento.
Respecto de la representatividad de la Asamblea de Concepción dijeron que
eran puros provocadores, que eran una minoría, pero la realidad de los
hechos decía otra cosa. Había cinco fuerzas políticas participando, cuatro de
ellas de la Unidad Popular. La Asamblea fue apoyada y respaldada por 149
sindicatos, por campesinos, obreros y pobladores.
Acerca del carácter de las tareas de la Asamblea, el reformismo exigía como
primarias cuestiones que eran sólo secundarias. Nosotros, en cambio,
insistíamos en que la más importante y la más buena de las tareas era
despertar la conciencia políticas de las masas para su propia autonomía,
para crear formas democráticas directas, para originar su propia legalidad.
La sola realización de la Asamblea en Concepción, la ciudad de Luciano, es
ya, vuelvo a insistir, una esperanza que se abre venturosa.
La masacre de Lo Hermida.
Otro hecho, un segundo hecho de la coyuntura, ha sido la masacre de
pobladores en Lo Hermida22. Un muerto, varios torturados y detenidos. El
reformismo quiso, por vía de la represión, sujetar a las masas a los dictados
del Estado burgués, a sus normas y a sus reglas. Este segundo hecho viene
a profundizar la desconfianza de las masas en el aparato del Estado y, por
ello mismo, abre nuevas perspectivas para la lucha revolucionaria.
Ayer Corvalán, en el Pleno del Comité Central del Partido Comunista, planteó
la defensa, el apoyo a Paredes y Carlos Toro, a quienes todas las conciencias
revolucionarias de Chile los habían sindicado como los responsables de esa
masacre; no por casualidad los pobladores de Lo Hermida se habían
querellado por causa de homicidio precisamente contra esos dos
personajes23.
Con la masacre de Lo Hermida se ha hecho evidente la expresión más
cavernaria, más siniestra del reformismo.
Este hecho habrá de penarle pesadamente al reformismo y nosotros nos
encargaremos de recordárselo todos los días. Se saben incapaces y tienen
que rehuir la discusión frente a las masas; y han apelado entonces a la
22 En la madrugada del 5 de agosto de 1972 la Policía de Investigaciones dirige, con la
colaboración de carabineros, un violento allanamiento masivo a la población Lo Hermida, con el
resultado de un poblador asesinado (René Saravia), 11 heridos y más de 150 detenidos. El pretexto
del operativo coordinado por el Subdirector de Investigaciones, el dirigente del PC Carlos Toro, fue
registrar la casa de un delincuente detenido. Curiosamente, a raíz de los acontecimientos de Lo
Hermida, cobra protagonismo un dirigente de pobladores, militante de la USOPO (Unión Socialista
Popular, dirigida por Raúl Ampuero) el después torturador de la DINA, Osvaldo Romo Mena.
23 En su discurso al Pleno Agrario del PC, Luis Corvalán, Secretario General del Partido
Comunista, no sólo defendió a Toro y Paredes, sino también a las policías pues "muchos de sus
hombres se han jugado el pellejo en defensa del Gobierno" y atacó duramente al MIR señalando que
"la experiencia nacional e internacional demuestra el papel objetivamente contrarrevolucionario que
juega la ultraizquierda y la frecuente infiltración en sus filas de agentes de la CIA. Demuestra,
también, que el anticomunismo es la principal bandera del imperialismo y de los reaccionarios para
tratar de dividir al pueblo. Al sumarse al anticomunismo, el MIR le hace el juego a la derecha, a los
enemigos del Gobierno y de la revolución chilena." (en El Siglo del 14 de agosto de 1962, reproducido
por Farías, La Izquierda Chilena, tomo IV, Pág. 2898)
represión y se han sacado la máscara. La masacre de Lo Hermida muestra,
en el fondo, el desprecio del reformismo hacia las masas.
Porque respecto de esto, cuando hemos estado hablando de un compañero
muerto, surge inmediatamente la idea de hablar también del derecho a la
vida, y ese derecho elemental fue pisoteado. Se asesinó a un poblador, en
pleno gobierno de la UP.
La masacre de Lo Hermida constituye una vergüenza y una afrenta para
todos los hombres libres de este país. Nosotros somos profundamente
respetuosos de la vida. Luchamos para que cada hombre y cada mujer
pueda usufructuar en plenitud de los frutos y las bellezas de la vida. En
consecuencia, la masacre de Lo Hermida debe reafirmar en todos nosotros
nuestra convicción y nuestra lucha por desterrar estas prácticas siniestras e
impedir con todas nuestras fuerzas que esto vuelva a suceder.
La herencia de Luciano Cruz.
Los hechos de Concepción y los hechos de Lo Hermida requieren más que
nunca del sacrificio y de la entrega revolucionaria para intentar resolver
aquellas grandes tareas que solamente enunciáramos en el curso de esta
conversación. Ello hace más importante que nunca volver sobre esas tareas,
discutirlas, profundizarlas es el deber de ustedes, camaradas. Ahí están
ustedes. La respuesta que ustedes puedan entregar en tanto partido. Se
trata de ir buscando y dictando líneas políticas revolucionarias,
estrechamente vinculadas a los humillados y los oprimidos de Chile, para
resolver, en tanto cuestiones prácticas, estas grandes tareas que son tareas
imprescindibles.
Pero también quiero recordarles que estas tareas y los que estamos acá
reunidos, no han aparecido por arte de magia, no han surgido por
casualidad. Estaban en cierta forma prefiguradas en ese pasado reciente del
cual hemos estado hablando y en el cual Luciano contribuyó poderosamente.
Quiero decir que no hemos hablado de ese pasado por casualidad o por
nostalgia. Ese pasado nos entrega una herencia rica en acontecimientos,
llena de perspectivas, de problemas, de métodos de organización. ¡Ello
permitió entre otras cosas, remontar ese impacto político que significó el 4
de septiembre! Es la misma herencia, en la cual late Luciano, la que
permitirá sin duda seguir remontando periodos que indudablemente serán
muy difíciles y muy duros.
Y esa herencia, una herencia que es presente, una herencia que entrega
herramientas, instrumentos, experiencia histórica susceptible de colocarla al
servicio de las nuevas condiciones; esa herencia compañeros y compañeras,
¡a reivindicarla y defenderla con la frente muy alta! Porque no hay nada en
ella que nos avergüence.
Por eso los llamamos a aumentar la cuota de entrega y de sacrificios para
hacer de la revolución una profesión cotidiana. Es una herencia a la cual
ustedes no pueden renunciar. En ella se encuentran errores y virtudes, por
supuesto, como en todas las obras humanas. Se encuentran muchas
cuestiones que sirven y que seguramente seguirán sirviendo para el curso
posterior de los acontecimientos.
Y cuando alguna vez les flaqueen a ustedes las fuerzas, cuando no se
sientan seguros, cuando tengan dudas denle una mirada aunque sea breve a
este pasado reciente a esta herencia a la cual no podemos renunciar, porque
entrega fuerzas para seguir luchando. Y cuando les flaqueen aún más las
fuerzas ¡recuerden a Luciano! ¡Recuerden esa figura generosa, combativa,
audaz, inteligente y bondadosa! Porque así era Luciano, creador, lleno de
iniciativas. Por eso, cuando les flaqueen las fuerzas, ¡vean en Luciano estas
cosas!
No quisiera terminar sin tratar de ubicar y situar a Luciano en una frase ya
famosa del Che:
"Los dirigentes de la revolución tienen hijos que en sus primeros
balbuceos no aprenden a nombrar al padre. Mujeres que deben
ser parte del sacrificio general de su vida para llevar la revolución
a su destino. El marco de los amigos responde estrictamente al
marco de los compañeros de revolución. No hay vida fuera de ella.
En esas condiciones, hay que tener una gran dosis de
humanidad, una gran dosis de sentido de la justicia y de la
verdad para no caer en extremos dogmáticos, en escolasticismos
fríos, en aislamiento de las masas. Todos los días hay que luchar
porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos
concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización.
El revolucionario, motor ideológico de la revolución dentro de su
partido, se consume en esa actividad ininterrumpida, que no tiene
más fin que la muerte a menos que la construcción se logre en
escala mundial".24
Y hay que decir que Luciano era más que digno de esta frase, de su
contenido e incluso de su forma. Así era Luciano.
No se trataba de venir a decir aquí una historia de su vida privada, de su
personalidad íntima, de sus subjetivismos.
Por el contrario, hemos querido hablar de un compañero; de una relación
que se constituyó en la creación histórica, en el intento de construir un
partido. De un hombre cuya vida estuvo profundamente enraizada en las
causas del pueblo. Y hemos venido también aquí a hablar de Luciano no
sencillamente para referirnos al pasado, a un pasado sin vacío.
¡Porque Luciano no ha muerto! ¡Luciano vive! ¡Vive en la conciencia
revolucionaria! ¡Vive en cada combate del pueblo! ¡Vive y vivirá siempre en la
lucha por el poder!
Y esto es un ejemplo magnífico que los revolucionarios chilenos tienen que
seguir y aprender de esa figura, de su ejemplo, de sus enseñanzas y de sus
actos.
Muchas gracias

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